La carrera por la supremacía cuántica

Estados Unidos y China lideran una intensa carrera para desarrollar la computación cuántica, una tecnología con el potencial de revolucionar la ciencia y la economía. La posesión de ordenadores cuánticos podría otorgar una ventaja estratégica significativa, similar a la que tuvo la computación tradicional en el pasado. Europa, consciente de quedarse rezagada, busca ponerse al día para no repetir la historia de la microelectrónica.

Gigantes tecnológicos en la contienda

IBM, con su plataforma Heron (5K) y el procesador Condor (1.121 cúbits), y China, con su chip Xiaohong de 504 cúbits, demuestran el avance en esta tecnología. Más allá del impacto económico y científico, la computación cuántica representa una amenaza para la seguridad. Su capacidad para romper los sistemas de cifrado actuales es una preocupación importante.

El peligro para la seguridad

Investigadores chinos han demostrado la vulnerabilidad del cifrado SPN utilizando un ordenador cuántico D-Wave, alertando sobre la proximidad de romper AES-256 y otros algoritmos de grado militar. Esta amenaza impulsa la carrera por el desarrollo de ordenadores cuánticos, convirtiéndola en una cuestión de seguridad nacional.

La respuesta: la criptografía cuántica

La solución propuesta pasa por la criptografía cuántica, que utiliza los sistemas cuánticos para generar claves privadas seguras. China, con su satélite Micius, ha avanzado significativamente en este campo. Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Francia, Japón y Rusia, entre otros, también invierten en esta área crucial.

Una carrera con consecuencias globales

La nación que desarrolle un ordenador cuántico plenamente funcional primero tendrá una ventaja estratégica inmensa, capaz de descifrar las comunicaciones cifradas de sus rivales. Esta competencia es una carrera contra el tiempo, y es probable que veamos pronto un ordenador cuántico con la capacidad de corregir sus propios errores.

Implicaciones militares y geopolíticas

La computación cuántica tiene implicaciones militares y geopolíticas de gran alcance, ya que quien la domine podrá acceder a información sensible y obtener una ventaja decisiva en diversos ámbitos. La carrera actual no solo busca el dominio tecnológico, sino también la seguridad nacional y la superioridad estratégica en el escenario global.


Fuente: Xataka