Una solución energética para Gran Canaria

Gran Canaria, con un 90% de su territorio en riesgo de desertificación, enfrenta un desafío crucial: la sequía. Para paliar esta situación y asegurar el suministro de agua y electricidad, se ha construido el Salto de Chira, una central hidroeléctrica de bombeo reversible que se convertirá en una megabatería de 200 MW con una capacidad de almacenamiento de hasta 18 horas.

El proyecto Salto de Chira

Este proyecto, con un presupuesto de 391 millones de euros, cuenta con el apoyo del Banco Europeo de Inversiones y el Gobierno de España. Utiliza las presas de Chira y Soria, incluyendo una desaladora que suministrará agua al sistema y permitirá el bombeo entre las presas, optimizando el uso de energía renovable.

Controversia y opiniones divididas

Si bien la obra cuenta con el apoyo del 90% de los vecinos de Barranquillo Andrés y Soria Guapil, por su impacto positivo en la agricultura y la ganadería, existen voces críticas. Diversas organizaciones ecologistas cuestionan la eficiencia energética de la central, argumentando un alto gasto energético y un impacto ambiental considerable debido a la desalinización y bombeo de agua de mar a zonas elevadas. También se critica que se presente como una iniciativa de energías limpias, dependiendo de un modelo energético privatizado.

Un futuro incierto

El proyecto, que se espera esté finalizado en 2027, se enfrenta a la dificultad logística del terreno escarpado y a la larga tramitación de permisos y autorizaciones. Mientras se espera el vertido de agua en los embalses de Chira y Soria a lo largo de 2025, la polémica continúa, resaltando la necesidad de un debate más profundo sobre la sostenibilidad de los proyectos de almacenamiento de energía.

El camino hacia la autosuficiencia energética

El caso de Gran Canaria pone de manifiesto los desafíos de la transición energética en islas. Mientras algunos ejemplos, como El Hierro, intentan alcanzar la autosuficiencia con energías renovables, la dependencia del diésel sigue siendo una realidad en muchas zonas. Proyectos como el Salto de Chira buscan ser parte de la solución, pero la controversia destaca la complejidad y la necesidad de una planificación cuidadosa, considerando tanto los aspectos económicos como los ambientales y sociales.