En 1995, Microsoft lanzó Microsoft Bob, un intento audaz pero fallido de humanizar la experiencia de Windows. La idea era simple: transformar la interfaz en una casa virtual con mascotas digitales como guías, ofreciendo un enfoque más amigable para los usuarios novatos de la informática personal.

Un hogar digital… con fallos

Bob presentaba una interfaz con una estética de dibujos animados, con personajes como Rover, un perro, que guiaba al usuario a través de diferentes habitaciones virtuales (estudio, sala de estar, etc.). Cada habitación ofrecía acceso a herramientas del sistema como un calendario, libreta de direcciones y aplicaciones educativas. La intención era mejorar la accesibilidad, pero la ejecución fue criticada.

Crítica y fracaso

A pesar de las buenas intenciones, Bob recibió muchas críticas. Su estética infantil se consideró inapropiada para muchos usuarios, y sus requisitos técnicos, incluyendo 8 MB de RAM (una cifra considerable para la época), lo hicieron inaccesible para muchos ordenadores domésticos. Como resultado, Bob fue un fracaso comercial y se retiró del mercado poco después de su lanzamiento.

Un regreso inesperado

Curiosamente, Bob tuvo un regreso inesperado. Durante el desarrollo de Windows XP, los desarrolladores reutilizaron las imágenes originales de Bob, cifrándolas y utilizándolas para rellenar espacio vacío en el CD de instalación. Esta decisión irónica dejó a Bob escondido en millones de copias de Windows XP.

Legado a pesar del fracaso

A pesar de su fracaso, Microsoft Bob dejó un pequeño legado. El concepto de asistente digital animado influyó en futuros proyectos, y algunos elementos, como la idea de un asistente de búsqueda, se inspiraron en Bob. A pesar de ser un ejemplo de un intento fallido, la historia de Microsoft Bob nos muestra la capacidad de Microsoft para experimentar y aprender de sus errores.

El lanzamiento de Bob también resalta el reto que presentaba la accesibilidad a la informática en los años 90 y cómo Microsoft intentó, aunque sin éxito, simplificar la experiencia de usuario.

Algunos recuerdan a Bob con cariño, considerando su interacción un juego, mientras que otros lo recuerdan como un fracaso significativo. Independientemente de la perspectiva, la historia de Microsoft Bob sirve como una lección sobre la importancia del diseño y la comprensión de la audiencia al desarrollar software.

Fuente: Xataka