En el curioso mundo de la hostelería japonesa, la innovación a veces toma caminos insólitos. Hasta hace poco, una cadena de bares ofrecía un servicio peculiar: bofetadas a la carta. Por un módico precio, los clientes podían recibir un golpe en la cara de una camarera, supuestamente para combatir los efectos del alcohol.

Un negocio con consecuencias

La idea, aunque extraña, se presentaba como una forma divertida de ayudar a los clientes ebrios a recuperar la sobriedad. El servicio, llamado "binta", tenía diferentes precios dependiendo de si se elegía a la camarera o se aceptaba una al azar. Sin embargo, este peculiar negocio tuvo un final inesperado: la aparición de lesiones entre los clientes.

El fin de las bofetadas

La cadena de bares, llamada Yotteba, decidió cesar el servicio de bofetadas después de más de dos años. Aunque la empresa menciona razones de imagen y popularidad, los reportes de prensa sugieren que una denuncia por lesiones pudo influir en la decisión. No es la primera vez que un establecimiento en Japón intenta este tipo de servicio, y otras empresas han experimentado con la misma idea con resultados similares.

Tradición y modernidad

El término "binta" tiene una historia interesante, con orígenes en la era Meiji en el siglo XIX, inicialmente asociado a golpes policiales. Sin embargo, en los vídeos que circularon en redes sociales, las bofetadas se veían como algo lúdico, con risas y aplausos. Esta curiosa mezcla de tradición y modernidad, sin embargo, parece haber llegado a su fin debido a los riesgos inherentes.

El debate ético

El caso de los bares que ofrecían bofetadas plantea un interesante debate ético sobre los límites de los servicios ofrecidos en la hostelería. Si bien la intención inicial podría haber sido inofensiva, la posibilidad de lesiones hizo insostenible el negocio. El incidente nos invita a reflexionar sobre la responsabilidad de los establecimientos y la seguridad de sus clientes.

Un final abrupto

Con el fin del servicio "binta", la cadena Yotteba se concentra ahora en su oferta gastronómica tradicional. Sin embargo, la historia de las bofetadas a la carta deja una marca curiosa en la historia de la hostelería japonesa, demostrando que no todas las innovaciones son un éxito, especialmente cuando involucran riesgos físicos para los clientes.

Fuente: Xataka