Japón ha cancelado la reapertura del reactor nuclear número 2 de la planta de Tsuruga, en la prefectura de Fukui, tras nueve años de evaluación. La decisión, tomada por la Autoridad de Regulación Nuclear (NRA), se debe al incumplimiento del reactor con los nuevos estándares de seguridad implementados tras el desastre de Fukushima en 2011.
Un revés para la energía nuclear en Japón
Esta cancelación marca un hito significativo, ya que es la primera vez que la NRA, creada en 2012, rechaza por completo la reactivación de un reactor nuclear. La NRA declaró que el operador de la planta, Japan Atomic Power, no abordó adecuadamente los riesgos de seguridad asociados con una falla activa situada cerca de la instalación.
Detalles del fallo y la respuesta de Japan Atomic Power
La compañía había solicitado la revisión para reiniciar la planta, pero la NRA determinó que el reactor no cumplía con los requisitos de seguridad. La autoridad señaló errores en la documentación presentada por Japan Atomic Power, calificando la situación como "extremadamente anormal". A pesar de la decisión, Japan Atomic Power ha anunciado su intención de presentar una nueva solicitud tras una investigación adicional. El presidente y el vicepresidente de la compañía han declarado que devolverán el 50% de su remuneración ejecutiva.
Consecuencias y el futuro de la energía nuclear en Japón
El rechazo del reactor de Tsuruga resalta los desafíos que enfrenta Japón en su intento de expandir su capacidad nuclear tras Fukushima. Aunque 17 reactores han sido aprobados para su reinicio bajo los estándares de seguridad post-Fukushima, el incidente pone de manifiesto la estricta regulación y los altos estándares exigidos para garantizar la seguridad pública. El reciente terremoto de magnitud 7,6 en Japón también ha resaltado la necesidad de una rigurosa evaluación de seguridad de las centrales nucleares.
Contexto: Fukushima y la búsqueda de combustible fundido
El accidente de Fukushima sigue teniendo un profundo impacto en la política energética japonesa y en la opinión pública. El país continúa trabajando en la compleja tarea de localizar y retirar el combustible nuclear fundido del reactor primario número 2 de Fukushima, un proceso que se espera que tarde muchos años. Esta labor de análisis es fundamental para entender cómo se degradan los materiales en la planta.
En general, la situación refleja la compleja y delicada situación que rodea a la energía nuclear en Japón, donde la seguridad se enfrenta a las necesidades energéticas del país. Queda por ver cómo evolucionará la situación con el reactor Tsuruga número 2 y qué implicaciones tendrá esta decisión para el futuro de la energía nuclear en Japón.
Fuente: Xataka