Desde niños nos han dicho que la leche nos hace crecer fuertes. Pero, ¿qué pasa cuando somos adultos? ¿Sigue siendo la leche tan beneficiosa como nos hacían creer? La respuesta, como suele ocurrir en la ciencia, no es sencilla y se encuentra en el centro de un gran debate.

Beneficios de la leche

Numerosos expertos defienden los beneficios de la leche, destacando su alto contenido en proteínas de alto valor biológico (una combinación de caseína y suero lácteo), calcio, y vitaminas A y D. Se ha asociado a un mejor control del apetito, prevención de la diabetes tipo 2, y beneficios para la salud cardiovascular. Además, se considera un aliado en la prevención de la osteoporosis y la pérdida de masa ósea, e incluso una bebida de recuperación eficaz después del ejercicio.

Las voces contrarias

Sin embargo, no todos están de acuerdo. Algunos estudios han relacionado el consumo elevado de leche entera con un mayor deterioro cognitivo en adultos con riesgo cardiovascular, aunque este efecto no se observó con lácteos bajos en grasa. Investigaciones de prestigio, como las realizadas en Harvard, cuestionan las recomendaciones de tres raciones diarias de lácteos, señalando una posible asociación con un mayor riesgo de fracturas de cadera, cáncer de próstata y endometrio.

Alternativas a la leche de vaca

Las bebidas vegetales, como las de soja, avena o almendra, se presentan como una alternativa, especialmente para quienes son intolerantes a la lactosa o veganos. Sin embargo, la mayoría de estas opciones contienen menos proteínas y nutrientes esenciales que la leche de vaca, a menudo con un mayor contenido de azúcares añadidos. Las versiones fortificadas podrían ser una opción, aunque no igualan totalmente el valor nutricional de la leche.

La intolerancia a la lactosa: un factor clave

La intolerancia a la lactosa, causada por la falta de la enzima lactasa, es un factor determinante en la decisión de consumir o no leche. La prevalencia de esta intolerancia varía mucho según la población, siendo más común en Asia que en Europa. En España, se estima que afecta entre el 20% y el 30% de la población. Para quienes son intolerantes, el yogur y el queso pueden ser mejor tolerados debido a su menor contenido de lactosa.

Conclusión: ¿Leche sí o no?

La ciencia no ofrece una respuesta definitiva a esta pregunta. La leche no es esencial, pero si se tolera bien y se consume con moderación, puede ser parte de una dieta saludable. Existen alternativas vegetales fortificadas, aunque no equivalen completamente a la leche de vaca en cuanto a nutrientes. La clave está en escuchar a nuestro cuerpo y elegir lo que mejor nos sienta. En definitiva, la pregunta correcta no es si la leche es buena o mala, sino si es buena para cada uno de nosotros.

Fuente: Xataka