
¿Te has preguntado por qué tu ritmo cardíaco se acelera tanto al hacer ejercicio en verano? La respuesta es más compleja de lo que piensas. El cuerpo debe enfrentarse a dos desafíos simultáneos: la necesidad de energía muscular y la de regular la temperatura corporal.
El doble reto del cuerpo: energía y termorregulación
Durante el ejercicio, los músculos requieren grandes cantidades de ATP, un proceso que genera mucho calor. Simultáneamente, el cuerpo debe disipar ese calor para evitar el sobrecalentamiento. Para ello, el hipotálamo activa mecanismos de enfriamiento, uno de los cuales es bombear sangre a la superficie de la piel, causando enrojecimiento.
El equilibrio delicado: flujo sanguíneo y rendimiento
El cuerpo busca un equilibrio entre el flujo sanguíneo hacia los músculos (para mantener el rendimiento) y el flujo hacia la piel (para disipar el calor). Si el ejercicio es intenso y el calor severo, este equilibrio puede romperse, lo que lleva a una disminución del rendimiento o a un aumento peligroso de la temperatura corporal.
La vasodilatación: un radiador natural
La vasodilatación, o el ensanchamiento de los vasos sanguíneos cerca de la piel, convierte a esta en un radiador. El flujo sanguíneo cutáneo puede aumentar significativamente durante el ejercicio en calor, llegando a representar hasta el 70% del gasto cardíaco. Aunque beneficioso para la termorregulación, este proceso tiene un alto coste cardiovascular.
El corazón acelera para compensar
Para mantener la presión arterial y el suministro de sangre a los órganos, el corazón debe compensar el aumento del flujo sanguíneo cutáneo, lo que resulta en un incremento de la frecuencia cardíaca. Esta respuesta inicial es un reflejo neural rápido, incluso antes de un aumento significativo de la temperatura corporal.
Deriva cardiovascular: el ascenso continuo del pulso
Durante ejercicios prolongados en calor, se observa un fenómeno llamado "deriva cardiovascular": la frecuencia cardíaca aumenta gradualmente, incluso manteniendo un ritmo constante. Esto se debe a la reducción del retorno venoso (causado por la vasodilatación) y a la deshidratación por sudoración.
El aumento del pulso por grado Celsius
En condiciones de calor seco, la frecuencia cardíaca puede aumentar aproximadamente un latido por minuto por cada grado Celsius de aumento de temperatura. En ambientes húmedos, este aumento puede ser mucho mayor, de 2 a 4 latidos por minuto por grado Celsius.
La humedad: el enemigo silencioso
La humedad obstaculiza la evaporación del sudor, el principal mecanismo de enfriamiento del cuerpo. Esto reduce la eficacia de la termorregulación y aumenta la carga cardiovascular.
El cerebro frena para protegerte
El cerebro integra señales del cuerpo y percibe el esfuerzo. Si detecta una tensión excesiva, aumenta la sensación de esfuerzo, obligando al deportista a reducir la intensidad para prevenir riesgos.
Golpe de calor: una emergencia médica
El golpe de calor es una emergencia médica potencialmente mortal que requiere atención inmediata. Los síntomas incluyen hipertermia, disfunción del sistema nervioso central, vómitos y convulsiones.
Es fundamental ser consciente de los efectos del calor en el cuerpo para realizar ejercicio de forma segura, especialmente en países con veranos calurosos como España.