El objetivo: 100% eléctrico en 2025
En 2017, Noruega se marcó un ambicioso objetivo: que el 100% de los coches vendidos en 2025 fueran eléctricos o de cero emisiones. Casi una década después, está a punto de lograrlo. Este país se ha convertido en un referente mundial en la transición hacia la movilidad eléctrica.
Un avance sin precedentes
El éxito de Noruega se debe a una estrategia a largo plazo que combina incentivos fiscales con medidas restrictivas para los vehículos de combustión. En 2024, el 88,9% de los coches nuevos vendidos fueron eléctricos, una cifra que superó el 90% en noviembre de ese mismo año. Este increíble crecimiento ha llevado a que, por primera vez en la historia, los coches eléctricos superen en número a los de gasolina en el parque móvil noruego.
Incentivos y restricciones: la clave del éxito
Durante años, Noruega eximió del impuesto de importación y del IVA a los vehículos eléctricos. Aunque el IVA fue reintroducido en 2023 para coches de más de 500.000 coronas noruegas (aproximadamente 43.000 euros), los primeros 500.000 siguen exentos, lo que mantiene el incentivo.
A esto se suma la imposición de fuertes sanciones para la compra de coches diésel o de gasolina. La combinación de beneficios fiscales y restricciones ha resultado extremadamente efectiva, incentivando a la población a optar por la movilidad eléctrica.
El futuro de la movilidad eléctrica en Noruega
La abrumadora preferencia por los vehículos eléctricos en Noruega no está exenta de desafíos. La eliminación de los incentivos fiscales ha generado un déficit presupuestario. El gobierno busca nuevas formas de gravar los vehículos eléctricos, posiblemente basándose en su peso, para compensar la pérdida de ingresos.
A pesar de los desafíos, el ejemplo noruego demuestra el potencial de una transición rápida y exitosa hacia la movilidad eléctrica, gracias a una política pública coherente y a largo plazo.
Un modelo a seguir
El caso de Noruega inspira a otros países a implementar políticas similares, pero es importante considerar las diferencias en contexto, necesidades e infraestructuras entre cada país. Noruega, sin ser un productor de automóviles, pudo implementar estas políticas con mayor facilidad.
La historia de Noruega demuestra que una apuesta decidida por la electrificación del transporte, combinando estímulos e infraestructuras, puede tener éxito. El país se ha consolidado como un ejemplo de cómo una nación puede transformar su sector automovilístico hacia un futuro sostenible.