En el siglo XVI, el café era visto con recelo por muchos cristianos. Su origen en el mundo musulmán lo convertía en una bebida sospechosa, incluso demoníaca. La pregunta que atormentaba a muchos era: ¿podría disfrutarse sin condenar el alma?
La Bebida Árabe
La historia del café comienza en Etiopía en el siglo IX, con un pastor llamado Kaldi que observó el efecto energizante de las bayas de un arbusto en sus cabras. Su descubrimiento se extendió, y el café llegó a Europa en los siglos XVI y XVII, a través de la influencia musulmana. Su popularidad en el mundo islámico generó desconfianza en muchos círculos cristianos.
Recelo Cristiano
Para muchos europeos, el café, asociado a los musulmanes, era un elemento cuestionable. Algunos incluso lo llamaban "la bebida de Satanás". Este recelo llegó a tal punto que incluso la Iglesia Católica tuvo que intervenir.
El Papa Clemente VIII y la Decisión
A finales del siglo XVI e inicios del XVII, el Papa Clemente VIII se enfrentó a la decisión de condenar o aceptar esta bebida exótica. La leyenda cuenta que, tras probar el café, decidió "bautizarlo", declarando que era "apto para labios cristianos". Incluso se dice que bromeó sobre la conveniencia de que los cristianos lo disfrutaran, en lugar de dejarlo en manos de los infieles.
Leyenda o Realidad?
Si bien la historia de la "bendición papal" al café es muy popular, su veracidad se debate. No existen fuentes documentales que la confirmen completamente. Sin embargo, esta historia persiste en diferentes medios de comunicación, religiosos y seculares. Independientemente de su origen, el café se convirtió en una parte integral de la cultura occidental.
Un Éxito Mundial
El café, a pesar de sus inicios controvertidos, se ha expandido a nivel mundial. Su popularidad es tal que ha generado un mercado masivo, de miles de millones de dólares. Hoy en día, es difícil imaginar el mundo sin la bebida que, según la leyenda, fue "bautizada" por el Papa Clemente VIII.
Fuente: Xataka