En la aldea india de Mohityanchi Vadgaon, la desconexión digital es la norma. Cada noche, a las 7 p.m., una alarma suena, indicando a los 3000 habitantes que apaguen sus teléfonos inteligentes y televisores. Una hora y media después, a las 8:30 p.m., la alarma vuelve a sonar, marcando el fin de la pausa tecnológica.

Una iniciativa para la desintoxicación digital

Esta práctica inusual surgió tras las restricciones por la pandemia de COVID-19. El uso de dispositivos para las clases virtuales se convirtió en un hábito que se prolongaba hasta la noche. Para combatir esta dependencia digital, la aldea implementó un "programa de desintoxicación" en 2022. Si bien no todos estuvieron inicialmente de acuerdo, los beneficios rápidamente convencieron a la mayoría.

Un "escuadrón de inspectores" se encargó de hacer cumplir la norma, pero la autodisciplina se impuso al ver los resultados positivos. Los estudiantes recuperaron tiempo para estudiar, y los adultos disfrutaron de más interacción cara a cara, favoreciendo las relaciones sociales y familiares.

Beneficios y controversias

Aaj Tak, un canal de televisión local, destaca cómo este apagón tecnológico ha mejorado el rendimiento académico de los estudiantes y ha promovido un estilo de vida más equilibrado. La iniciativa incluso se ha extendido a otras aldeas pequeñas de la India.

Sin embargo, la desconexión digital en India es un tema complejo. En los últimos años, las autoridades han utilizado apagones de internet en medio de protestas, afectando la libertad de expresión y el acceso a servicios esenciales. Este contexto hace que la iniciativa de Mohityanchi Vadgaon sea aún más significativa, ya que representa una desconexión voluntaria y comunitaria, en contraste con las interrupciones impuestas por el gobierno.

El experimento de Mohityanchi Vadgaon plantea preguntas importantes sobre nuestro consumo tecnológico y su impacto en nuestra vida diaria. La aldea nos ofrece un ejemplo de cómo una comunidad puede tomar el control de su relación con la tecnología, promoviendo un equilibrio entre el mundo digital y la vida real.

Fuente: Xataka