Durante años, la autora priorizó el tiempo libre sobre un sueldo alto, trabajando pocas horas y viviendo con poco. Una decisión que en su momento fue incomprendida, pero que ahora, en un contexto de creciente interés por la flexibilidad laboral y el bienestar, se ha transformado en una historia inspiradora para muchos.
El camino de la nómada digital
Desde 2010, la autora ha sido una nómada digital, combinando el teletrabajo con viajes y estudios. Esta experiencia le permitió vivir en diferentes países y viajar por Sudamérica, Centroamérica y el Sudeste Asiático, aunque reconoce que la conectividad a internet a veces fue un obstáculo.
Su decisión de trabajar menos horas, incluso ganando menos del salario mínimo, fue motivada por la necesidad de compatibilizar el trabajo con su formación continua, el aprendizaje de idiomas y el desarrollo de actividades sociales y de ocio.
El cambio de paradigma: trabajar para vivir
La autora contrasta su experiencia con las nuevas generaciones (Millennials y Gen Z), que priorizan la flexibilidad laboral y el bienestar por encima de los altos salarios. Estudios demuestran que estos grupos buscan empresas socialmente responsables y rechazan la rigidez laboral que caracteriza a algunas empresas tradicionales.
La decisión de priorizar la calidad de vida y el tiempo libre no solo impactó en su vida personal, sino que también impactó en sus hábitos de gasto. La autora argumenta que tener más tiempo libre facilita la adopción de hábitos que ahorran dinero: cocinar en casa en lugar de comprar comida preparada, reparar la ropa en lugar de comprar nueva, y aprovechar alternativas de alojamiento más económicas a través de plataformas como Couchsurfing.
Ahorrar dinero con tiempo libre
La autora detalla cómo el tiempo libre le permitió optimizar sus gastos de viaje, utilizando transportes más baratos y aprovechando la economía colaborativa para el alojamiento. Sin embargo, también reflexiona sobre los desafíos de mantener estos hábitos a largo plazo.
Compartir piso con compañeros o recibir huéspedes a través de Couchsurfing, aunque a veces conlleva inconvenientes, resultó ser una opción económica y enriquecedora. La autora destaca que el estrés laboral puede influir negativamente en la disposición a compartir espacios y optar por opciones más confortables aunque más caras.
Estudios sugieren que las largas jornadas laborales pueden resultar en mayor gasto en ocio compensatorio. La autora coincide con esta idea, argumentando que cuando se tiene poco tiempo libre, se tiende a maximizar su disfrute, incluso a costa de un mayor gasto.
En definitiva, la experiencia de la autora es un ejemplo de cómo priorizar el tiempo libre y la calidad de vida puede resultar en un estilo de vida más satisfactorio y, en algunos casos, incluso más económico.
Fuente: Genbeta