La aldea de Santa Claus en Rovaniemi, Finlandia, se enfrenta a un problema inesperado: el exceso de turismo. Este encantador pueblo temático, conocido por sus paseos en trineo de renos y encuentros con Papá Noel, ha experimentado un auge turístico sin precedentes, atrayendo a más de 600.000 visitantes al año.

Un éxito abrumador

Impulsado por nuevas rutas aéreas y la creciente popularidad del Ártico como destino invernal, el pueblo registró 1.2 millones de pernoctaciones en 2023, un aumento del 30% respecto al año anterior. Esta afluencia masiva, especialmente durante la temporada navideña, supera diez veces la población local, saturando la infraestructura y el centro urbano.

El lado oscuro del turismo masivo

Sin embargo, esta bonanza económica no es unánimemente celebrada. Los residentes expresan su preocupación por el impacto negativo del sobreturismo. La proliferación de alquileres vacacionales ha desplazado a residentes permanentes, elevando los precios de la vivienda y reduciendo la disponibilidad. A pesar de las leyes que prohíben alojamientos profesionales en edificios residenciales, la falta de control en su aplicación es criticada por la población local.

Un debate dividido

La situación ha generado un debate entre quienes defienden la necesidad de regulaciones más estrictas para proteger a los residentes y preservar el carácter de Rovaniemi, y quienes resaltan los beneficios económicos del turismo. La alcaldesa Ulla-Kirsikka Vainio destaca los ingresos generados por el turismo, mientras que otros, como el fotógrafo Antti Pakkanen, expresan su preocupación por la saturación del centro urbano, convirtiéndolo en un espacio irrespirable para los habitantes.

El futuro incierto

Se prevé que 2024 sea otro año récord para el turismo, con la demanda superando la oferta de alojamiento. A corto plazo, las regulaciones necesarias para equilibrar el turismo masivo y las necesidades de los residentes parecen aún lejanas, dejando a la comunidad local enfrentando las mismas tensiones en las próximas temporadas. La experiencia navideña en Rovaniemi, aunque inolvidable para muchos turistas, está generando un dilema entre el desarrollo económico y la calidad de vida de sus habitantes.

A pesar de las críticas, el pueblo de Santa Claus sigue atrayendo a visitantes de todo el mundo, cautivados por la magia de la Navidad, las auroras boreales y la atmósfera única del Ártico. La situación en Rovaniemi se asemeja a la de otras ciudades que luchan con los desafíos del turismo masivo, como Barcelona o Florencia.

Fuente: Xataka