El misterio de la propiedad de Apple
La pregunta sobre quién controla realmente la empresa tecnológica más valiosa del mundo es más compleja de lo que parece. Apple, con más de 15.000 millones de acciones distribuidas entre millones de inversores, tiene un accionariado peculiar. Tres gigantes de la gestión pasiva dominan una quinta parte de la compañía: Vanguard Group, BlackRock y State Street.
Los dueños silenciosos
A diferencia de los capitalistas activistas que buscan influir en la dirección de las empresas, estos tres gestores pasivos se limitan a replicar índices bursátiles. Su participación en Apple crece automáticamente conforme la empresa crece, creando un círculo virtuoso.
Participación accionarial
- Vanguard Group: 8,91% (334.000 millones de dólares)
- BlackRock: 7,23% (271.000 millones de dólares)
- State Street: 3,86% (144.000 millones de dólares)
En conjunto, estos tres actores controlan un 20% del accionariado de Apple.
El poder de los 'insiders'
El poder interno de Apple reside en sus directivos, liderados por Tim Cook, pero su participación conjunta apenas llega al 2,06%. Se observa una significativa discrepancia entre el poder formal y el poder real en Apple.
- Arthur Levinson (Presidente): 4,21 millones de acciones
- Tim Cook (CEO): 3,28 millones de acciones
- Jeff Williams (COO): 490.000 acciones
- Katherine Adams (Consejera): 179.000 acciones
Movimientos recientes en el mercado
Las transacciones de compraventa de acciones de los directivos de Apple son públicas. Recientemente, Cook y Levinson vendieron acciones, mientras que Adams realizó donaciones. Warren Buffett también redujo significativamente su participación en la compañía.
Un nuevo modelo corporativo
La estructura accionarial de Apple refleja una evolución en el modelo de propiedad corporativa de las grandes tecnológicas. La creciente importancia de la gestión pasiva implica una menor presión para la empresa ante cambios drásticos y mayor autonomía para la dirección ejecutiva. Sin embargo, también existe el riesgo de una posible inercia al amplificar las tendencias del mercado. La estabilidad prima sobre la disrupción.
El poder formal y el poder real están claramente separados en Apple, lo que se traduce en una mayor autonomía para la dirección ejecutiva.