La carrera por capturar el CO2
Bill Gates y otras grandes fortunas están invirtiendo fuertemente en tecnologías de captura de dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera. Este mercado emergente, proyectado alcanzar 1,2 billones de dólares en 2050, promete soluciones para el cambio climático, pero también despierta controversia.
Breakthrough Energy Ventures y Deep Sky
Breakthrough Energy Ventures, un fondo respaldado por Gates, Bezos y otros, ha invertido 40 millones de dólares en Deep Sky, una startup canadiense que utiliza grandes ventiladores y extractores para capturar CO2 a través de un proceso químico. Este CO2 capturado se puede almacenar bajo tierra o usarse en aplicaciones industriales.
Captura Directa de Aire (DAC)
Deep Sky emplea la técnica DAC, aspirando aire y filtrándolo para atrapar el CO2 mediante compuestos químicos. Aunque la tecnología aún está en desarrollo, representa una apuesta significativa en un sector que espera un crecimiento exponencial.
Inversiones masivas y escepticismo ambiental
Las inversiones en tecnologías de reducción de emisiones, incluyendo la captura de CO2, están aumentando. Empresas como Stripe, H&M, JP Morgan y Meta han comprometido más de 1.000 millones de dólares en este campo. Sin embargo, ambientalistas expresan escepticismo, argumentando que estas tecnologías no están completamente probadas y pueden presentar riesgos ambientales y sociales.
La paradoja de los créditos de carbono
La compra de créditos de carbono como compensación por las emisiones está en aumento, incluso en sectores altamente contaminantes como la aviación privada. Aunque aparentemente neutraliza las emisiones, esta práctica permite el incremento de la contaminación sin una reducción efectiva. El costo de capturar una tonelada de CO2 es actualmente muy elevado, alrededor de 1000 dólares, mientras que los créditos de carbono son mucho más económicos.
El futuro incierto
Mientras las inversiones en captura de CO2 crecen, las emisiones globales siguen aumentando. Expertos como Al Gore advierten sobre la necesidad de reducir drásticamente el consumo de combustibles fósiles, en lugar de confiar únicamente en soluciones tecnológicas a largo plazo y costosas.
Conclusión
La captura de CO2 representa una oportunidad económica y una posible solución al cambio climático, pero su impacto real y viabilidad a gran escala aún son objeto de debate. La urgencia de reducir las emisiones exige una combinación de estrategias, no solo la dependencia de tecnologías aún en desarrollo.