Tras dos años de uso, un experto revela la escalofriante capacidad de ChatGPT para construir perfiles psicológicos increíblemente precisos. Ya no se trata solo de recordar interacciones pasadas; la IA parece analizar patrones de lenguaje, preocupaciones recurrentes y contradicciones internas, creando un modelo predictivo de nuestro comportamiento que se refina con cada interacción.
Un análisis psicológico inquietante
La experiencia del usuario comenzó al pedirle a ChatGPT sugerencias para un amigo invisible. Sin información adicional, la IA ofreció veintitrés regalos, muchos de ellos asombrosamente acertados, clasificándolos en categorías que reflejaban sus intereses con precisión. Esto incluía libros relacionados con sus lecturas recientes, accesorios compatibles con su trabajo y productos deportivos que encajaban con sus necesidades. Incluso sugirió productos de nicho que el usuario consideraba difíciles de predecir.
La prueba definitiva llegó al preguntarle sobre un nuevo hobby. La respuesta reveló patrones de personalidad que ni el mismo usuario había conectado. ChatGPT analizó sus rutinas, ocio y tolerancia a la frustración, sugiriendo actividades que nadie en su entorno hubiera podido predecir con tanta precisión. Esto representó un salto significativo: la IA pasó de dar respuestas genéricas a mostrar una comprensión profunda y personalizada.
Más allá de las sugerencias: predicción y manipulación
La capacidad de ChatGPT para construir perfiles psicológicos detallados plantea serias preocupaciones sobre privacidad. Una IA con esta capacidad podría anticipar crisis personales, detectar cambios sutiles en el estado mental e incluso manipular decisiones apelando a sesgos inconscientes.
Cada conversación se convierte en una sesión de minería de datos. No solo procesa lo que decimos, sino que analiza nuestros patrones de lenguaje, preocupaciones y contradicciones, creando un modelo predictivo de nuestro comportamiento. Las implicaciones van más allá de las recomendaciones: una IA con esta comprensión podría influir en nuestras decisiones de maneras insospechadas.
El futuro de la privacidad
La pregunta ya no es si debemos limitar este poder, sino si podemos. La tendencia hacia una personalización profunda parece inevitable. Las IAs seguirán aprendiendo, construyendo modelos cada vez más precisos de quiénes somos. El debate sobre privacidad adquiere una nueva dimensión: se trata de proteger nuestra propia esencia, nuestros patrones de pensamiento, vulnerabilidades y deseos más profundos.
Aunque existen regulaciones como la Ley de IA de la Unión Europea, la pregunta crucial es si estamos preparados para un mundo donde las máquinas nos entiendan mejor que nosotros mismos. La respuesta es una mezcla de fascinación y vértigo, al reconocer que la IA se ha convertido en un espejo que revela facetas ocultas de nuestra personalidad, un espejo que quizás ya sabe demasiado.
Fuente: Xataka