El mundo de los supercoches de lujo ha alcanzado un nuevo nivel de exclusividad y, por ende, de precio. No solo se trata del precio base del vehículo, sino de la exorbitante cantidad que sus clientes destinan a la personalización.

Un negocio millonario en extras

Mate Rimac, CEO de Bugatti, reveló que sus clientes gastan un promedio de 500.000 euros en extras para personalizar sus vehículos. Esta cifra es superior al costo de muchos autos de gama media, convirtiendo la personalización en una fuente de ingresos significativa para la marca.

El secreto del éxito de Bugatti

El éxito de Bugatti no radica únicamente en el precio base de sus automóviles (que supera los tres millones de dólares), sino en la rentabilidad generada por los extras y el mantenimiento. El costo de las piezas y reparaciones es astronómico, como se evidencia en ejemplos anteriores donde un simple cambio de aceite puede costar lo mismo que un auto nuevo.

Precios desorbitados en la personalización

Una filtración de 2022 reveló el precio de algunos extras para un Bugatti Chiron, sumando 476.450 dólares en opciones al precio base. Entre estos extras, un color de carrocería podía costar 222.500 dólares, mientras que otras personalizaciones menores alcanzaban los miles de dólares.

  • Color exterior Blue Royal Carbon: 222.500 dólares
  • Techo Sky View: 62.000 dólares
  • Parrilla Nocturne: 7.500 dólares
  • Y muchos más...

No solo Bugatti se beneficia de la personalización

Otras marcas de lujo, como Lamborghini y Rolls-Royce, también están aprovechando la creciente demanda de personalización. Lamborghini asegura que el 90% de sus vehículos se entregan con alguna modificación personalizada, incrementando el precio base en un 20% en promedio. Ferrari, por su parte, generó 460 millones de euros en 2023 exclusivamente con la personalización de sus vehículos.

El futuro del lujo automovilístico

La escasez de oferta en el mercado de superdeportivos de lujo contribuye a aumentar los precios y los márgenes de beneficio. La producción limitada de modelos como el Bugatti Chiron (500 unidades) y el Veyron (450 unidades) es un claro ejemplo de esta estrategia, que ha incrementado su precio a lo largo de los años.

En conclusión, la personalización se ha convertido en una parte integral del negocio de los supercoches, donde los extras pueden llegar a costar tanto como el propio vehículo. Este fenómeno demuestra cómo el lujo automovilístico no solo se basa en el automóvil en sí, sino en la experiencia y la personalización única que ofrece a sus exclusivos clientes.

Fuente: Xataka