El café, bebida global por excelencia, esconde un mundo de complejidades. Dos variedades dominan el mercado: el arábica y el robusta, con diferencias notables en sabor, aroma, cultivo y precio.

El Café Arábica: El Rey del Aroma

Originario de Etiopía y Yemen, el arábica se cultiva en altitudes elevadas (1000-2000 metros), requiriendo condiciones climáticas específicas. Su lento crecimiento le permite desarrollar un sabor complejo, influenciado por la flora circundante. Considerado el café superior, representa alrededor del 60% de la producción mundial, con Brasil, Colombia y Etiopía como principales productores. Su delicado cultivo y menor rendimiento lo hacen más costoso. Es la base de la mayoría de los cafés de especialidad, incluyendo variedades de lujo como el Geisha.

El Café Robusta: Resistente y Robusto

A diferencia del arábica, el robusta es más resistente a plagas y enfermedades, pudiendo crecer a menores altitudes y tolerando mayores variaciones de temperatura. Originario del África subsahariana, su sabor es más intenso y amargo, ideal para espressos y cafés instantáneos. Vietnam lidera su producción, seguido de Brasil e Indonesia. Aunque tradicionalmente se asociaba a mezclas y cafés de menor calidad, gana terreno en el mercado de especialidad.

El Cambio Climático: La Amenaza Silenciosa

El cambio climático impacta profundamente la industria cafetalera. Sequías extremas afectan las cosechas, provocando un aumento significativo en el precio del café. Las fluctuaciones impredecibles de la temperatura desafían los cultivos tradicionales, pero también abren la posibilidad de nuevas zonas productoras, como se observa en algunas regiones de Europa. Esto nos lleva a preguntarnos sobre el futuro del café y la búsqueda de alternativas, incluso el "café sin café".

El futuro del café es incierto, pero la comprensión de las diferencias entre el arábica y el robusta, y la amenaza del cambio climático, son cruciales para la industria y los amantes del café.

Fuente: Xataka