Un toque de queda voluntario como punto de partida

Tampico, una ciudad portuaria en la región Huasteca de México, fue víctima de la violencia del crimen organizado durante la década pasada. En 2010, la situación llegó a un punto crítico con la ruptura entre el Cártel del Golfo y los Zetas. Las calles se volvieron escenario de enfrentamientos entre bandas criminales, aumentando el miedo y la inseguridad entre la población. Los secuestros y los homicidios se convirtieron en una constante, dejando a Tampico como una de las ciudades más peligrosas del país.

Ante la inacción de las autoridades, los ciudadanos de Tampico se autoimpusieron un toque de queda, un acto de desesperación que marcó el inicio de un cambio radical en la ciudad. Esta iniciativa ciudadana, junto con la creación de la Mesa Ciudadana de Seguridad y Justicia, marcó el camino hacia la recuperación de la seguridad.

La Mesa Ciudadana: Un faro de esperanza en la lucha contra la corrupción

La Mesa Ciudadana, formada por militares, policías, rectores de universidades y empresarios, se reunió con un objetivo claro: combatir la raíz del crimen organizado en la zona. Identificaron que la corrupción policial era el principal obstáculo para erradicar la violencia. Las bandas criminales tenían una fuerte influencia sobre las autoridades locales, impidiendo las denuncias y creando un clima de impunidad.

La Mesa Ciudadana implementó una estrategia contundente: fortalecer la infraestructura policial, crear un centro de denuncias independiente y lanzar campañas para recaudar fondos. Estos esfuerzos dieron resultados tangibles, incrementando la confianza de la población en las instituciones y animándoles a denunciar.

Un modelo de seguridad exitoso

Tampico ha logrado un cambio notable en su panorama de seguridad. En los últimos meses, la ciudad ha registrado cero homicidios y secuestros, y solo dos casos de extorsión. La ciudad ha sido transformada en un ejemplo de éxito para México. El caso de Tampico demuestra que la acción ciudadana, la lucha contra la corrupción y la colaboración entre instituciones son claves para combatir la violencia del crimen organizado.

Fuente: Xataka