¿Qué es la productividad tóxica?

La productividad, como rendimiento y eficiencia, no debe ser un fin en sí misma, sino una herramienta para una vida plena. Optimizar el tiempo dedicado al trabajo es positivo, pero cuando la búsqueda de la máxima productividad roba tiempo a la vida personal, se vuelve tóxica.

Los peligros de la productividad tóxica

La obsesión por "hacer más" afecta a la salud mental y física. La psicoterapeuta Israa Nasir, autora de "Toxic Productivity", advierte que la productividad tóxica es más común de lo que se cree. Esta obsesión nos hace sentir bien, pero crea un desequilibrio al convertir la productividad en lo único que importa, llevando al agotamiento.

Tres hábitos tóxicos de productividad

1. El exceso de compromiso

Comprometerse en exceso y llenar la agenda con reuniones y tareas, aunque parezca positivo, es un error. Bill Gates, en una entrevista, destacó la importancia de dedicar tiempo a pensar y a rechazar compromisos. Decir "no" a nuevas tareas permite un mejor rendimiento en las existentes y tiempo para el descanso.

2. La culpa por descansar

La incapacidad para regular las emociones y sentir culpa por descansar es un síntoma común. El descanso se ve como una pérdida de tiempo, generando ansiedad y culpa. La vergüenza asociada a la inactividad nos impulsa a seguir ocupados, saltándonos el descanso.

3. La falacia de la multitarea

Realizar varias tareas a la vez no significa hacer más. Estudios de la Universidad de Stanford demuestran que la multitarea reduce la productividad hasta en un 40%. Nuestro cerebro cambia rápidamente entre tareas, generando agotamiento en lugar de eficiencia. La multitarea indica una falta de consciencia y lleva al cerebro al "piloto automático".

En resumen, una productividad sana implica equilibrio. Priorizar el descanso, establecer límites y realizar las tareas de forma secuencial son claves para evitar la productividad tóxica y disfrutar de una vida plena.

Fuente: Xataka