El efecto rebote, ese enemigo silencioso que nos devuelve los kilos perdidos tras una dieta, podría tener una explicación más profunda de lo que se creía. Un nuevo estudio publicado en la revista Nature sugiere que nuestras propias células podrían estar “programando” la recuperación de peso.
La memoria de la obesidad
Durante mucho tiempo se atribuyó el efecto yoyó a la vuelta a los malos hábitos. Sin embargo, esta investigación, liderada por Ferdinand von Meyenn, ha descubierto algo sorprendente: el tejido adiposo conserva una “memoria” de la obesidad, incluso después de perder peso. Esta memoria se manifiesta a través de cambios epigenéticos y transcripcionales en las células, aumentando las probabilidades de recuperar el peso.
Cambios epigenéticos y metabólicos
El estudio comparó el ARN de células de tejido adiposo en personas con normopeso y en personas obesas, antes y después de una pérdida de peso significativa (mediante cirugía bariátrica). Los resultados mostraron cambios epigenéticos –la forma en que el ADN se copia en ARN– y alteraciones en los procesos metabólicos que persisten tras la pérdida de peso.
Nuevas esperanzas para combatir la obesidad
Según José Ordovás, experto en nutrición y genómica, estos hallazgos abren nuevas vías para tratar la obesidad. Al comprender mejor estos cambios moleculares, se podrían desarrollar enfoques innovadores para el control del peso a largo plazo. Además, esto podría ayudar a reducir el estigma asociado a la dificultad para mantener la pérdida de peso.
Más allá de las dietas
Si bien el estudio destaca la importancia de estos cambios celulares, es crucial recordar que mantener hábitos saludables sigue siendo fundamental para una vida sana y un peso equilibrado. La investigación es un paso prometedor hacia el desarrollo de estrategias más efectivas contra la obesidad, pero no reemplaza la importancia de la alimentación equilibrada y la actividad física.
El estudio, aunque preliminar, proporciona una base para nuevas investigaciones y tratamientos. Se necesitan más estudios para confirmar los resultados, pero las implicaciones para el futuro del tratamiento de la obesidad son significativas.
Fuente: Directo al Paladar