Pompeya, la ciudad romana sepultada por la erupción del Vesubio en el año 79, siempre ha fascinado a los historiadores y arqueólogos. Sus restos nos ofrecen una ventana al pasado, mostrando cómo era la vida cotidiana en la antigua Roma. Sin embargo, un nuevo estudio de ADN ha puesto en duda muchas de las suposiciones que se habían hecho sobre las víctimas de Pompeya.
Un estudio genético sorprendente
El análisis de ADN de los restos de 14 individuos de Pompeya ha revelado que las relaciones entre las víctimas no eran las que se pensaba. Por ejemplo, dos figuras que se creía que eran madre e hijo, un adulto con un niño en su regazo, en realidad no estaban relacionados. El estudio reveló que el adulto era un hombre y el niño no era su hijo. Además, se encontró que dos personas que se consideraban hermanas, en realidad uno de ellos era un hombre.
Estos hallazgos sugieren que las suposiciones previas sobre las víctimas de Pompeya, basadas en evidencias limitadas, pueden ser incorrectas y reflejar los prejuicios de los investigadores del pasado. El estudio muestra que es esencial considerar una gama más amplia de escenarios para interpretar la evidencia.
Pompeya: una ciudad diversa y cosmopolita
El ADN también ha revelado que Pompeya era una ciudad mucho más diversa de lo que se creía. Los análisis genéticos muestran que algunos residentes de Pompeya tenían relaciones genéticas con poblaciones del Mediterráneo Oriental, incluyendo el Levante y el norte de África, específicamente con poblaciones judías. Esto confirma que Pompeya, al ser un puerto importante en el primer siglo, atrajo a personas de distintos lugares.
Reinterpretando la historia
El estudio desafía las interpretaciones previas sobre la historia de Pompeya y sus habitantes. Los investigadores sugieren que los restauradores y arqueólogos anteriores pueden haber manipulado las posiciones de los moldes de yeso para dramatizar los eventos y reforzar las ideas preconcebidas sobre cómo murieron las personas. Este estudio permite a los científicos corregir cualquier relato potencialmente distorsionado, generando un retrato más exacto de la disposición original de las víctimas.
Un futuro de descubrimientos
El estudio de ADN de Pompeya no es el final, sino el comienzo de una nueva comprensión de esta ciudad. A medida que continúen los análisis genéticos y las excavaciones en Pompeya, se espera obtener una visión aún más rica y detallada de la ciudad. La historia de Pompeya continúa siendo una fuente de fascinación y descubrimiento, revelando nuevas verdades sobre el pasado.
Fuente: Xataka