España, conocida por su tradición cafetera, busca expandir su relación con la bebida más allá de la importación y el tostado. En este camino, un pequeño pueblo catalán llamado Sant Vicenç de Torelló desafía las reglas del cultivo, intentando convertir su territorio en un productor de café de alta calidad, a pesar de estar lejos de la tradicional "zona del café".

La idea de cultivar café en Cataluña no es nueva, pero se ha visto frenada por la dificultad de lograr la temperatura y humedad necesarias. Sin embargo, Eva y Joan, una pareja local, han demostrado que no todo está perdido. Tras ocho años de estudio, encontraron un microclima favorable en su finca, que se encuentra en un valle rodeado de montañas y robles. Este espacio ofrece condiciones climáticas óptimas para el café de sombra, una variedad que se desarrolla bajo la protección de los árboles.

El camino no ha sido fácil. Eva y Joan han tenido que superar varios desafíos, desde problemas burocráticos hasta dificultades en la germinación de los cafetos. Sin embargo, su perseverancia y su adaptación genética de las semillas les ha permitido obtener la primera cosecha. Con este logro, ya están planeando la producción a gran escala, con el objetivo de producir 7.000 kilos de café en los próximos años.

El futuro del café en Cataluña está aún por verse, pero la iniciativa de Eva y Joan demuestra que nada es imposible. Su éxito podría inspirar a otros agricultores a explorar nuevas fronteras en el cultivo del café, incluso en regiones con climas no tradicionales. Además, su historia destaca la importancia de la innovación y la adaptación al cambio climático, que está transformando el panorama del cultivo del café en todo el mundo.

Fuente: Xataka