La nueva ofensiva estadounidense

El 31 de diciembre marca un punto crucial para las empresas de semiconductores con plantas en China. Estados Unidos prohíbe la entrega de equipos de fotolitografía de vanguardia y máquinas de procesamiento de obleas avanzadas a instalaciones en el país asiático. Esta medida se debe al deseo de Washington de evitar que China acceda a equipos de fabricación de chips que usan tecnologías e innovaciones estadounidenses, incluso en fábricas que no pertenecen a compañías chinas.

En 2022, se otorgó una exención temporal a algunos fabricantes extranjeros, pero esta caduca a finales de año. Ahora, cualquier fabricante necesitará una licencia del Departamento de Comercio de EEUU para instalar máquinas con componentes o tecnologías estadounidenses en sus fábricas chinas.

TSMC en la mira

Tres gigantes del sector se verán afectados: Samsung, SK Hynix (Corea del Sur) y TSMC (Taiwán). TSMC, con una fábrica en Nanjing (China), se verá impedida de instalar equipos de litografía avanzados a partir del 31 de diciembre. Aunque esta planta representa solo el 3% de la producción total de TSMC y se centra en chips de 16 y 28 nm, en 2021 se invirtieron 2.870 millones de dólares para expandir su capacidad.

El tira y afloja entre EEUU y TSMC

A pesar de los intentos de TSMC por proteger sus intereses en Nanjing ante el Departamento de Comercio de EEUU, las restricciones limitarán la planta a la producción de chips maduros a corto y medio plazo, reduciendo su importancia en la infraestructura de producción de la empresa a largo plazo. Esta situación refleja la compleja relación entre EEUU y TSMC. EEUU es un mercado clave para TSMC, ya que importantes empresas estadounidenses como NVIDIA, Apple, AMD, Broadcom y Qualcomm dependen de sus chips. Sin embargo, la dependencia de EEUU hacia TSMC es mutua, ya que la capacidad y la competitividad de la empresa taiwanesa son difíciles de igualar para Intel.

TSMC ha consolidado su liderazgo gracias a tecnologías de alta integración y una enorme capacidad de producción. La fortaleza de TSMC es crucial para las empresas tecnológicas estadounidenses, creando una situación de interdependencia y tensiones geopolíticas.

La situación actual es otro capítulo en la tensa relación entre EEUU y TSMC, mostrando la complejidad geopolítica en la industria de los semiconductores.