
Crocs, los zuecos de goma que conquistaron el mundo. Su historia es una montaña rusa de quiebras inminentes, colaboraciones de lujo y un fenómeno de moda global inesperado. Inicialmente diseñados para navegantes, su comodidad los convirtió en un calzado popular entre trabajadores que pasaban largas horas de pie.
Los inicios: un zapato para pescadores
Fundada en 2002, la marca lanzó los Crocs Beach, los clásicos zuecos de goma. Su comodidad los catapultó a la popularidad. En 2006, la empresa salió a bolsa y adquirió Jibbitz, la marca de encantos para personalizar los zuecos, impulsando su reconocimiento mundial.
La crisis y el resurgimiento
La crisis financiera de 2008 golpeó duramente a Crocs, llevándolos al borde de la quiebra. Sin embargo, la marca se reinventó. Diseñadores de alta costura como Christopher Kane y Balenciaga incorporaron los Crocs a sus colecciones, generando controversia y, simultáneamente, un nuevo interés en la marca.
El factor 'cool' y la personalización
La colaboración con celebridades como Drew Barrymore y Post Malone elevó a Crocs al estatus de ícono de la moda. La personalización a través de Jibbitz se convirtió en un factor clave de su éxito, transformando los zuecos en una forma de expresión personal.
Un éxito imparable
La pandemia de 2020 aceleró la adopción de un estilo de vida más informal, beneficiando enormemente a Crocs. Las ventas se dispararon, alcanzando cifras récord en 2021 y 2022. La diversificación del catálogo también contribuyó a este éxito, con colaboraciones con marcas icónicas como Animal Crossing, Barbie y Pokémon.
Más allá de la comodidad
El éxito de Crocs radica en su capacidad para generar una conexión emocional con el consumidor. Son cómodos, personalizables y, sobre todo, representan un acto de rebeldía contra la uniformidad. Hoy en día, se venden pares exclusivos por miles de euros, convirtiéndolos en objeto de deseo y coleccionismo.
Fuente: Xataka