
China y Rusia han firmado un acuerdo para la construcción del gasoducto Power of Siberia 2, un proyecto largamente anhelado por Moscú. Este nuevo conducto transportará 50 bcm de gas natural anualmente desde los yacimientos árticos rusos hasta el norte de China, a través de Mongolia, durante un periodo de 30 años. El acuerdo, aunque no especifica detalles cruciales como el precio final y el cronograma de construcción, marca un hito significativo en la cooperación energética entre ambas naciones.
Un giro estratégico para Rusia
La firma del acuerdo representa un cambio de rumbo para Rusia, que busca alternativas tras la disminución de sus exportaciones de gas a Europa. Con el Power of Siberia 2, Moscú espera compensar parte de las pérdidas económicas derivadas de la reducción de sus ventas al mercado europeo, aunque a un precio inferior al que obtenía en el viejo continente.
Beneficios para China
Para China, el acuerdo es una victoria estratégica. Garantiza un suministro estable de gas natural a precios competitivos, fortaleciendo su seguridad energética y reduciendo su dependencia de otras fuentes de suministro. La capacidad del gasoducto, equivalente a casi un tercio del volumen de gas que Rusia vendía a Europa antes de la guerra en Ucrania, representa una inyección considerable para la economía china.
Implicaciones globales
El Power of Siberia 2 tiene el potencial de modificar la dinámica del mercado global del gas. Su entrada en funcionamiento podría retirar 50.000 millones de metros cúbicos de gas natural licuado (GNL) del mercado internacional, afectando las inversiones en nuevas plantas de exportación de países como Estados Unidos, Qatar y Australia.
Una relación asimétrica
A pesar de la retórica de colaboración, la relación entre Rusia y China en este acuerdo es asimétrica. China, con su capacidad económica y su control sobre los términos del acuerdo, tiene una posición dominante en la negociación. Rusia, por su parte, se ve obligada a aceptar condiciones menos favorables para asegurar un mercado clave para su gas.
El futuro del gas en Asia
El acuerdo entre China y Rusia para la construcción del gasoducto Power of Siberia 2 marca un cambio en el panorama energético global, donde Asia se convierte en un actor cada vez más preponderante. El gas que antes abastecía a Europa ahora fluirá hacia Asia, generando nuevas dinámicas en el mercado y reconfigurando las relaciones geopolíticas.
Implicaciones para Estados Unidos
El acuerdo supone un revés para Estados Unidos, que ve debilitada su posición en el mercado global del gas natural, con posibles reducciones en las exportaciones a China. La alianza energética entre Rusia y China se interpreta como un desafío al orden mundial liderado por Estados Unidos, exacerbando las tensiones geopolíticas.
Fuente: Xataka