
Un Sueño Real: El Canal del Manzanares
Durante las obras de la línea 11 del Metro de Madrid, un hallazgo inesperado ha fascinado a arqueólogos e ingenieros: restos del Real Canal del Manzanares, un ambicioso proyecto de Felipe II para conectar Madrid con Lisboa. Este canal, un sueño de proporciones épicas que pretendía alcanzar 600 km, se quedó inconcluso, en un tramo de 22 kilómetros. Su construcción, con un desnivel de 650 metros, fue un desafío monumental para la época.
El Reto de la Recuperación
La complejidad del rescate no reside sólo en el valor histórico del descubrimiento, sino en la fragilidad de la estructura y su ubicación dentro del túnel en construcción. Para proteger los restos, de nueve metros de ancho y 1,5 de profundidad, se necesitó una solución innovadora, lejos de las técnicas de ingeniería convencionales. El equipo de arqueólogos se enfrentó al problema de cómo extraer un muro de varias toneladas sin dañarlo.
Inspiración Egipcia
La solución, inesperadamente, llegó desde el Antiguo Egipto. El arqueólogo Miguel Ángel López Marcos, con experiencia en la recuperación de colosos en Luxor, diseñó un plan audaz. En lugar de desmantelar la estructura, se optó por extraerla en bloque. Se creó una jaula de protección metálica que permitió la excavación bajo el muro, y con ayuda de barras de acero, vigas y gatos hidráulicos, se bajó la estructura hasta un camión grúa. Rodillos de acero facilitaron el desplazamiento de la pesada carga, evitando cualquier daño.
Un Homenaje al Pasado
El meticuloso trabajo realizado asegura que los restos del Real Canal del Manzanares se conserven para la posteridad. Una vez finalizada la estación de Madrid Río, estos vestigios históricos se expondrán al público, un testimonio fascinante de la ambición real del siglo XVI. El rescate no solo destaca la importancia histórica del canal, sino que también ilustra la capacidad humana para superar retos ingenieriles empleando soluciones creativas inspiradas en las técnicas del pasado.
El Legado de Felipe II
El proyecto del Real Canal, a pesar de su incompleta realización, refleja la ambición de Felipe II por convertir Madrid en un importante centro comercial y estratégico, con una conexión directa al océano Atlántico. El sueño de un puerto madrileño, aunque frustrado, dejó un legado palpable en la historia de España.