Ola de calor extrema en Europa

Europa sufre una intensa ola de calor, con temperaturas superiores a 40°C en varios países. Este fenómeno ha provocado un hecho insólito: el cierre temporal de varias centrales nucleares en Francia y Suiza debido al sobrecalentamiento de los ríos utilizados para su refrigeración. La normativa ambiental obliga a reducir la producción para proteger los ecosistemas acuáticos.

Centrales nucleares francesas y suizas afectadas

En Francia, un reactor en Golfech se detuvo al acercarse la temperatura del río Garona a los 28°C. En Suiza, la central de Beznau redujo su capacidad operativa por el calor del río Aare. Otras centrales francesas también han aplicado restricciones o reducciones de potencia.

El diseño antiguo, un factor clave

Muchas de estas plantas nucleares fueron construidas entre las décadas de 1960 y 1980, cuando el cambio climático no se consideraba un factor crucial en el diseño. Esta falta de previsión ahora tiene consecuencias significativas, con posibles pérdidas de electricidad hasta cuatro veces mayores en verano si los cierres se vuelven habituales.

Consecuencias en el mercado eléctrico europeo

La reducción de la generación eléctrica coincide con un aumento de la demanda debido al uso de aires acondicionados. Esta situación ha provocado un efecto dominó, con el precio del megavatio hora duplicándose en Francia en pocos días, afectando a países como Alemania, Países Bajos y Bélgica, dependientes de la electricidad francesa.

España: un caso diferente

A diferencia de Francia y Suiza, España no ha tenido que cerrar ninguna central nuclear. Esto se debe a la infraestructura y el diseño de sus plantas, que incorporan torres de refrigeración para enfriar el agua antes de devolverla al medio ambiente. La central de Trillo es un ejemplo de este tipo de sistema de refrigeración.

Sistemas de refrigeración avanzados en España

Las centrales nucleares españolas cuentan con un sistema de refrigeración triple: un circuito primario, un circuito secundario y un circuito externo que utiliza agua fría de diversas fuentes. Además, tras el accidente de Fukushima, se implementaron sistemas de respaldo autónomos para mantener la refrigeración incluso en situaciones de emergencia.

La necesidad de una mayor interconexión

La situación destaca la fragmentación del sistema energético europeo. España, con sus centrales nucleares adaptadas al calor y un creciente sector de energías renovables, podría aportar más electricidad al continente si existiera una mejor interconexión entre países. El futuro energético de Europa pasa por una mayor adaptación al cambio climático y una mejor interconexión.

Fuente: Xataka