El agua se agota: un verano abrasador vacía los embalses españoles

El verano está golpeando con fuerza a los embalses españoles. Tras un periodo de recuperación hidrológica, la situación ha cambiado drásticamente, especialmente en las cuencas del centro y norte del país. En solo dos meses, la reserva hídrica ha disminuido notablemente.

Una bajada preocupante

A finales de mayo, la reserva hídrica española se situaba en el 77,5% de su capacidad. Nueve semanas después, la cifra ha caído al 68,4%, un descenso del 11,74% respecto al máximo anual alcanzado antes del verano. Esta velocidad de vaciado es superior a la media de los últimos años.

Descenso desigual entre cuencas

La cuenca más afectada es la de la costa de Galicia, con una disminución del 23,91% en sus reservas. Las cuencas del Duero y del Guadalquivir también experimentan caídas significativas, del 14,33% y 14,25% respectivamente.

¿Fin de las restricciones, mayor consumo?

El fin de las restricciones por sequía, impuestas el año pasado, ha contribuido al aumento del consumo de agua, acelerando el vaciado de los embalses. Tras relajarse las medidas, el consumo se ha incrementado, impactando en la cantidad de agua embalsada.

Un junio anómalo

El mes de junio de 2025 fue excepcionalmente cálido y seco. Las altas temperaturas provocan una mayor evaporación del agua, agravando la situación. La escasez de lluvias también obliga a un mayor uso de las reservas de agua de los embalses.

El calor, un factor clave

El calor extremo aumenta la evaporación del agua embalsada, que se suma a un mayor consumo por parte de la población y las industrias. Se estima que la evaporación en embalses y humedales españoles alcanza los 1.400 hm³ anuales. El calor de junio ha incrementado esa cifra y ha acentuado la necesidad de usar el agua embalsada.

El futuro de las reservas hídricas

La situación actual pone de manifiesto la vulnerabilidad de las reservas hídricas españolas ante periodos de sequía y calor extremo. La gestión eficiente del agua y la búsqueda de soluciones a largo plazo son cruciales para hacer frente a los retos del cambio climático.