El auge del mandarín en Rusia

En un giro inesperado, la juventud rusa está mostrando un creciente interés por el idioma y la cultura china. Este fenómeno, analizado por medios internacionales como el New York Times, se ha convertido en un tema de debate sobre la influencia geopolítica y económica de China en Rusia.

Más allá del comercio: un nuevo relato

Las sanciones occidentales impuestas a Rusia tras la invasión de Ucrania han abierto un vacío que China está ocupando rápidamente. No solo se trata de un incremento en el comercio bilateral, sino de una profunda transformación cultural. La presencia china se observa en parques temáticos, aulas universitarias donde el mandarín se ha vuelto una lengua fundamental, y hasta en la decoración urbana con motivos del Año Nuevo Lunar.

Un futuro oriental: aspiraciones y oportunidades

Jóvenes rusos, como Alyona Iyevskaya, estudiante en Moscú, ya no sueñan con Londres o París, sino con Shanghái y Pekín. El rápido desarrollo económico de China, junto con las oportunidades educativas y laborales que ofrece, atrae a las nuevas generaciones. La demanda de clases de mandarín se ha disparado, y las universidades lo están incorporando como segunda lengua obligatoria.

El impacto económico: coches chinos y más

Este cambio cultural se refleja en el comercio: las ventas de automóviles chinos en Rusia se han multiplicado considerablemente, aunque marcas de lujo occidentales todavía mantienen su prestigio. Sin embargo, modelos como Li Xiang o Haval se están haciendo un espacio en las calles rusas.

Resistencias y contradicciones

A pesar del entusiasmo oficial, la preferencia por la cultura occidental persiste en algunos sectores de la sociedad rusa. La nostalgia por el pasado occidentalizado y las reticencias a la cultura china son evidentes en algunos ámbitos, reflejando una transición no exenta de contradicciones internas. La resistencia se observa en las bromas en redes sociales sobre los coches chinos y en el fracaso de algunas producciones sino-rusas.

Pragmatismo antes que pasión

Para muchos rusos, la inclinación hacia China es más pragmática que sentimental. El desarrollo en sectores clave como la inteligencia artificial y la energía solar, liderados por China, impulsa a Rusia a buscar una alianza estratégica para su supervivencia económica. Esta alianza, aunque económica y geopolíticamente fuerte, no necesariamente implica una adopción total de la cultura china. Algunos analistas incluso sugieren que la cultura árabe tiene más afinidad con la rusa que la china.

China: un nuevo eje de influencia

En resumen, la creciente presencia china en Rusia no solo representa un cambio económico, sino un cambio significativo en el eje de influencia cultural y simbólica. En ausencia de Occidente, China ofrece un modelo alternativo de desarrollo, aunque la adopción de este modelo no es uniforme y enfrenta resistencias internas.

Fuente: Xataka