
Señales desde el hielo antártico
Durante dos décadas, el experimento ANITA, un conjunto de globos científicos que sobrevuelan la Antártida a más de 40 kilómetros de altitud, ha detectado señales de radio provenientes del interior de la Tierra. Estas señales, detectadas por primera vez en 2006 y luego en 2014, desafían las leyes de la física conocidas.
El enigma de las señales inexplicables
Las señales parecen surgir desde el interior del hielo, a ángulos muy inclinados, llegando incluso a los 30 grados bajo la superficie, sin mostrar signos de reflejo. Según la física actual, esto es prácticamente imposible; una partícula tendría que atravesar miles de kilómetros de roca sólida para producir una señal detectable desde esa profundidad, algo que ni siquiera los neutrinos suelen lograr. La comparación con otros proyectos de detección neutrínica no arrojó resultados coincidentes.
¿Neutrinos tau o algo más?
Inicialmente se pensó que podrían ser neutrinos tau, pero los ángulos, intensidades y frecuencia de las señales no coincidían con las predicciones del modelo estándar. Si se tratase de neutrinos convencionales, habrían tenido que atravesar el planeta entero sin interactuar con nada, lo cual, aunque posible, es estadísticamente improbable.
Más allá del modelo estándar
La hipótesis más intrigante, y la que ha generado más debate, sugiere que las señales provienen de partículas no contempladas en las teorías actuales, posiblemente relacionadas con la materia oscura o con interacciones aún desconocidas. Otras teorías proponen posibles efectos desconocidos en la propagación de ondas de radio en el hielo, influenciados por factores ambientales.
Esperanza en el proyecto PUEO
Con ANITA retirado en 2016, la comunidad científica centra sus esperanzas en PUEO (Payload for Ultrahigh Energy Observations), un experimento más sensible que su predecesor. PUEO tiene mejor resolución angular y podrá captar señales más débiles, lo que podría confirmar si las anomalías son recurrentes o errores.
Un misterio persistente
Las señales detectadas por ANITA son un misterio que persiste. No se ajustan a los modelos conocidos y no han podido reproducirse. Este vacío explicativo representa un momento único en la ciencia, donde la observación precede a la teoría, y la tecnología detecta algo que la mente humana aún no puede comprender. Algo, en el silencio de la Antártida, parece estar "hablando", y no sabemos qué nos está diciendo.
Fuente: Xataka