Mayo de 2025 prometía ser el mes más barato de la historia reciente para la electricidad en España. La energía renovable, en su máximo esplendor primaveral, redujo drásticamente los precios mayoristas, incluso llegando a ser negativos en un tercio de las horas del mes. Sin embargo, una sorpresa desagradable esperaba a los consumidores: ¡las facturas de la luz subieron!

El coste oculto del rescate eléctrico

Para evitar un colapso total del sistema durante el apagón de abril, se activaron los servicios de ajuste: reservas de energía de emergencia que equilibran la red en situaciones extremas. Este mecanismo, aunque salvó la situación, tuvo un coste: la parte regulada de la factura se disparó, elevando el precio final para los consumidores, especialmente para aquellos con la tarifa regulada (PVPC).

Factura de la luz: Un 11% más cara en mayo

El aumento en el recibo de la luz fue significativo: un 11% de media en mayo. Esto significa que la factura de mayo superó incluso a la de junio, a pesar de la recuperación de los precios mayoristas en junio. Esta situación ha generado problemas para las comercializadoras reguladas, algunas de las cuales están registrando pérdidas y advierten sobre la necesidad de cambios estructurales para afrontar estos desajustes.

Simulación de una factura real

Una simulación para un consumo doméstico medio (221 kWh) muestra que la factura PVPC en mayo fue de 46,42 euros. En el mercado libre, las ofertas más económicas superaban los 48,79 euros, mientras que muchas otras alcanzaban los 55 o incluso los 70 euros. Algunas tarifas de precio fijo, revisables anualmente, ya reflejan los costes adicionales por el refuerzo del sistema tras el apagón, con algunas facturas superiores a los 80 euros, más del 70% más que el PVPC, para el mismo consumo.

Un problema estructural

Red Eléctrica Española opera con un margen de seguridad mayor tras el incidente de abril, manteniendo activas centrales de respaldo incluso sin uso, lo que incrementa los costes. El apagón ha puesto de manifiesto debilidades estructurales del sistema: falta de almacenamiento distribuido, escasez de microrredes, y limitada capacidad de respuesta local ante perturbaciones. Todo apunta a un problema sistémico, no puntual, que requiere una mayor descentralización, almacenamiento y capacidad de respuesta local.

El futuro de la energía en España

El apagón de abril no fue solo un susto; elevó el coste de la energía y expuso la vulnerabilidad del sistema eléctrico español. Mientras se busca una solución a largo plazo, los consumidores siguen pagando las consecuencias.

Fuente: Xataka