La escalada de la guerra arancelaria entre Estados Unidos y China, impulsada por las políticas de Donald Trump, está llevando a las dos mayores economías del mundo al borde de un desacoplamiento económico total. Una situación que hace apenas un año parecía impensable.

La estrategia de Trump: una tregua parcial y presión máxima sobre China

Mientras Trump ha suspendido aranceles para varios países durante 90 días, ha incrementado drásticamente los impuestos a los productos chinos, llegando a un 125%. Esta no es una desescalada, sino una estrategia calculada para aislar a China y formar un frente común contra ella, transformando un conflicto multilateral en un enfrentamiento bilateral.

El impacto en cifras: una dependencia abrumadora

La magnitud de la dependencia económica de Estados Unidos en China es asombrosa: el 73% de los teléfonos, el 78% de los ordenadores, el 87% de las consolas de videojuegos y el 77% de los juguetes provienen de China. La ruptura de estas cadenas de suministro tendría consecuencias catastróficas.

El panorama económico: un desplome generalizado

Las consecuencias de esta crisis ya son visibles. Goldman Sachs ha reducido su previsión de crecimiento económico para China, y los mercados bursátiles mundiales han perdido 19 billones de dólares desde febrero. La confianza en los mercados se ha esfumado y la incertidumbre es máxima.

Un cambio de paradigma: hacia una economía mundial fragmentada

Nos enfrentamos a la posibilidad de una economía mundial dividida en bloques, una situación inédita desde la caída de la Unión Soviética. China ha insinuado la posibilidad de devaluar su moneda, y ha advertido a sus ciudadanos contra viajar o estudiar en Estados Unidos. La estrategia de Trump, basada en una visión de suma cero, busca que otros países elijan bando en este conflicto, generando un escenario de bloques económicos enfrentados.

El futuro incierto: un cambio de roles impredecible

Las cadenas de suministro globales, construidas a lo largo de décadas de globalización, se enfrentan a una profunda transformación. El futuro es incierto, y las consecuencias de este desacoplamiento económico son imposibles de predecir con exactitud. Las autoridades chinas se muestran reacias a negociar, mientras Trump espera una llamada de Pekín. La situación es tensa y el futuro económico mundial pende de un hilo.

Fuente: Xataka