La guerra en el espacio: Rusia y China contra Starlink
La creciente dependencia de Ucrania de la constelación de satélites Starlink para las comunicaciones durante el conflicto ha impulsado a Rusia y China a desarrollar contramedidas. El uso estratégico de Starlink, tanto en su versión comercial como militar (Starshield), ha demostrado su eficacia, especialmente tras la inutilización de otras redes satelitales convencionales.
Rusia y su sistema Kalinka
Rusia ha estado probando el sistema Kalinka, un presunto "Starlink Killer", para interferir las comunicaciones satelitales, incluyendo aquellas protegidas de la constelación Starshield. Reportes indican interrupciones de Starlink en Ucrania desde mayo de 2024, atribuidas a la experimentación rusa con guerra electrónica. Además, Rusia emplea el sistema Tobol, con dispositivos ubicados en territorio ruso, incluyendo una posible ubicación en Kaliningrado, para bloquear transmisiones satelitales usadas por Ucrania.
Las maniobras de China en órbita
China, por su parte, realiza maniobras de proximidad coordinadas con sus satélites, acciones que Estados Unidos considera ensayos para la captura o desactivación de satélites rivales. Estas maniobras, combinadas con un incremento de satélites de inteligencia chinos, han elevado la alerta del Pentágono. La capacidad de Rusia para rodear y aislar naves en órbita baja también representa una creciente amenaza.
Amenazas y el Tratado del Espacio Ultraterrestre
La posibilidad de que Rusia esté desarrollando armas nucleares espaciales capaces de generar pulsos electromagnéticos (EMP) devastadores para las constelaciones de satélites, es una preocupación real. Estos eventos podrían desencadenar el síndrome de Kessler, una cascada de colisiones catastróficas. La colocación de armas de destrucción masiva en órbita está prohibida por el Tratado sobre el espacio ultraterrestre de 1967, pero su validez está siendo cuestionada.
Implicaciones para el futuro
La militarización del espacio está generando una carrera armamentista. La situación plantea importantes desafíos para la seguridad internacional y la gobernanza del espacio, con el desarrollo de sistemas para neutralizar las constelaciones satelitales convirtiéndose en una prioridad para varias potencias mundiales. La capacidad de SpaceX para fabricar los satélites, antenas y cohetes de manera integrada le proporciona una ventaja significativa frente a la competencia.
El número de satélites Starlink en órbita baja (más de 7.000) y su velocidad de recambio ofrecen una resiliencia a los ataques de interferencia que los sistemas geoestacionarios no pueden igualar.