La soja, un alimento presente en nuestra dieta diaria, se ha convertido en el centro de una controversia en Francia. Recientemente, la Agencia Nacional de Seguridad Sanitaria de la Alimentación, del Medioambiente y el Trabajo (ANSES) emitió una recomendación para desaconsejar su consumo en la restauración colectiva, generando un debate sobre los posibles riesgos para la salud.
¿El problema son las isoflavonas?
La ANSES centra sus preocupaciones en las isoflavonas, compuestos similares al estrógeno que se encuentran en la soja. Estas sustancias, al interactuar con nuestros receptores hormonales, podrían generar riesgos, especialmente en niños y adolescentes, durante su etapa de crecimiento. La agencia ha establecido valores de referencia toxicológica para limitar la ingesta de estos compuestos, valores basados en estudios con animales.
Estudios en animales vs. estudios en humanos
Sin embargo, la medida ha generado escepticismo. Muchos expertos señalan que extrapolar resultados de estudios en animales a humanos no siempre es preciso. Los ratones metabolizan las isoflavonas de manera diferente a los humanos, acumulándolas con mayor facilidad. Además, muchos estudios en animales utilizaron dosis mucho más altas de las que se consumen normalmente.
Los estudios en humanos, por otro lado, no muestran resultados tan alarmantes. Una revisión técnica de 2022 en la revista Critical Reviews in Food Science and Nutrition no encontró evidencia de disrupción endocrina asociada al consumo de soja o sus isoflavonas. La microbiota intestinal, diferente en humanos y ratones, también juega un papel clave en la absorción de estos compuestos.
Recomendaciones para la industria alimentaria
Más allá de la restricción en la restauración colectiva, la recomendación de ANSES también se dirige a la industria alimentaria. Se insta a los productores y fabricantes a optar por variedades de soja y técnicas de elaboración que minimicen la concentración de isoflavonas en sus productos. La variabilidad en la concentración de isoflavonas entre diferentes tipos de soja y productos derivados es significativa.
Conclusión
La decisión de Francia de desaconsejar el consumo de soja en la restauración colectiva ha desatado un intenso debate. Si bien las preocupaciones sobre las isoflavonas son comprensibles, las evidencias científicas en humanos no respaldan completamente la necesidad de restricciones drásticas. Se necesitan más investigaciones para comprender mejor el impacto de las isoflavonas en la salud humana. Mientras tanto, se recomienda un consumo moderado y una mayor transparencia por parte de la industria alimentaria sobre el contenido de isoflavonas en sus productos.
Fuente: Xataka