El reciente apagón en España ha puesto en evidencia nuestra vulnerabilidad ante la dependencia de la electricidad. Pero este evento no es único; la historia nos recuerda un caso similar ocurrido en Italia en 2003, un apagón masivo que dejó sin luz a 57 millones de personas.

El Gran Apagón Italiano de 2003

El 28 de septiembre de 2003, Italia sufrió un colapso eléctrico casi total. El origen: la caída de una rama de árbol en Suiza, que impactó contra una línea de alta tensión. Este incidente desencadenó un efecto dominó a través de la red interconectada, mostrando la fragilidad de estos sistemas.

La alta demanda energética y la dependencia de importaciones de electricidad de países vecinos como Suiza y Francia amplificaron el problema. La pérdida inicial de una línea provocó sobrecarga en otras, resultando en un fallo en cascada.

El Efecto Dominó y el Colapso

En menos de media hora, una segunda línea crucial falló. La caída de la frecuencia de la red por debajo de los 50 Hz activó sistemas de protección automáticos en las centrales eléctricas, que comenzaron a desconectarse para evitar daños. Esta reacción, en lugar de solucionar el problema, lo empeoró, creando un desequilibrio que llevó al colapso total de la red.

El apagón afectó a toda la península italiana, excepto Cerdeña (con red independiente) y algunas zonas fronterizas. El impacto fue profundo y duradero, afectando hospitales, transportes, comunicaciones y miles de personas que quedaron atrapadas en trenes o sin luz en sus hogares.

Recuperación Lenta y Compleja

El restablecimiento del suministro fue un proceso lento y complejo. Las centrales eléctricas necesitaban energía externa para reiniciar sus sistemas auxiliares. La sincronización de la frecuencia y el voltaje al reconectar las centrales a la red requirió precisión para evitar nuevos colapsos. La demanda tuvo que reintroducirse gradualmente.

La recuperación fue desigual: el norte de Italia recuperó la electricidad en 3-4 horas, mientras que el centro y sur, especialmente Sicilia, tardaron hasta 18 horas o más. El apagón de 2003 permanece como un recordatorio de la complejidad y fragilidad de las infraestructuras energéticas y la importancia de la redundancia y la planificación ante eventos inesperados.

El apagón italiano de 2003 sirve como una poderosa lección sobre la interdependencia de las redes eléctricas y la necesidad de sistemas robustos y resilientes.

Fuente: Xataka