La radiación cósmica, un baño de partículas energéticas que envuelve nuestro sistema solar, ha sido un enigma durante décadas. Su origen, especialmente el de las partículas más energéticas, ha desconcertado a los científicos. Ahora, un nuevo estudio arroja luz sobre este misterio.

La clave: las kilonovas

La radiación cósmica está compuesta por núcleos atómicos ionizados que viajan a velocidades cercanas a la de la luz. Su isotropía, es decir, su llegada uniforme desde todas las direcciones, indica la existencia de múltiples fuentes. Durante mucho tiempo, se desconocía cuál era la principal responsable de las partículas más energéticas.

Un equipo de investigadores de la Universidad de Nueva York propone una respuesta sorprendente: las kilonovas. Estas colosales explosiones cósmicas resultan de la colisión y fusión de dos estrellas de neutrones, un evento que libera una energía inmensa y genera un agujero negro.

El estudio, publicado en Physical Review Letters, sugiere una fuerte correlación entre la energía de los rayos cósmicos más intensos y su carga eléctrica, lo que apunta a las kilonovas como la fuente principal. Esta hipótesis proporciona una nueva herramienta para comprender eventos cósmicos extremos y la formación de elementos pesados como el oro, el platino y el uranio.

El proceso de la colisión

Las estrellas de neutrones, a menudo parte de sistemas binarios, orbitan entre sí hasta que la gravedad las hace colisionar. Este catastrófico evento genera las partículas de alta energía que constituyen la radiación cósmica más potente.

Aunque la investigación requiere más validación experimental, representa un avance significativo en la comprensión del universo. Proporciona una pieza crucial en el rompecabezas de la radiación cósmica y abre nuevas vías para la exploración del cosmos.

Después de seis décadas de esfuerzo, es probable que hayamos identificado el origen de las misteriosas partículas de mayor energía del universo.

Fuente: Xataka