La energía solar flotante se presenta como una solución limpia y eficiente. Sin embargo, un reciente estudio de la Universidad Cornell arroja luz sobre un impacto ambiental inesperado: el aumento de emisiones de gases de efecto invernadero en pequeños cuerpos de agua.
El experimento y sus resultados
Científicos instalaron paneles solares flotantes sobre tres estanques experimentales, cubriendo el 70% de su superficie. Al comparar estos estanques con otros sin paneles, se observó un aumento significativo en las concentraciones de metano y dióxido de carbono disueltos en el agua de los estanques cubiertos. Esto resultó en un incremento de casi el 27% en las emisiones de gases de efecto invernadero.
Además del aumento de gases, se detectó una disminución en la disponibilidad de oxígeno disuelto, lo cual puede afectar la vida acuática y alterar los procesos ecológicos del ecosistema.
Un impacto inesperado
Aunque la liberación de gases fue más lenta debido a la menor exposición solar del agua, la mayor concentración en forma de burbujas aumentó la cantidad total de emisiones. Si bien la energía solar flotante sigue siendo más favorable que los combustibles fósiles en términos de emisiones por kilovatio hora, este estudio resalta la necesidad de comprender a fondo el impacto de esta tecnología en diversos ecosistemas.
Consideraciones futuras
Este descubrimiento pone de manifiesto la importancia de realizar estudios exhaustivos sobre el impacto ambiental de las energías renovables antes de su implementación a gran escala. El estudio de Cornell destaca la complejidad de la transición energética y la necesidad de una evaluación integral de sus consecuencias ecológicas, incluso en sistemas aparentemente benignos como los pequeños estanques y lagunas.
La investigación subraya la falta de conocimiento sobre los efectos a largo plazo de la energía solar flotante en ciertos ecosistemas y la urgencia de realizar más investigaciones para garantizar un desarrollo sostenible de las energías renovables.
Fuente: Xataka