Una generación que delega las tareas del hogar

Un estudio reciente ha revelado una sorprendente tendencia entre la Generación Z: una notable falta de habilidades para realizar sencillas tareas de mantenimiento doméstico. El término "GOTDIT" (Get Others To Do It), acuñado por un medio británico, describe a la perfección esta realidad: una generación que prefiere contratar profesionales para tareas básicas como cambiar una bombilla o inflar un neumático.

Según la investigación, un 20% de los jóvenes de entre 18 y 27 años considera demasiado peligroso subirse a una escalera para cambiar una bombilla. Además, un alarmante 21% admite no saber cómo realizar estas tareas sencillas. Este desinterés por el bricolaje casero se traduce en un gasto anual estimado de 1500 euros en servicios profesionales para solucionar problemas que generaciones anteriores resolvían con facilidad.

¿Miedo a las herramientas o falta de experiencia?

El estudio profundiza en el desconocimiento de herramientas básicas. Un 30% de los encuestados no supo diferenciar un destornillador de cabeza plana y solo el 47% identificó correctamente un gato para el coche. En contraste, la mayoría de los participantes mayores de 50 años demostraron una destreza considerable en la identificación y uso de herramientas.

La falta de habilidades no se limita al hogar. El mantenimiento básico del automóvil también representa un desafío para la Generación Z. Un preocupante 57% asegura no saber cómo inflar una rueda, y solo el 35% se siente capacitado para cambiar las escobillas del limpiaparabrisas.

Factores socioeconómicos: un contexto crucial

Es importante considerar el contexto socioeconómico que rodea a la Generación Z. La edad media para independizarse se sitúa en los 30 años, la más alta en dos décadas, debido al alto coste de la vivienda. A esto se suma el incremento del precio del carnet de conducir y de los vehículos, lo que limita el acceso a la propiedad y la práctica necesaria para desarrollar estas habilidades.

Muchos jóvenes simplemente no han tenido la oportunidad de aprender estas tareas. Al vivir en hogares donde estas responsabilidades estaban delegadas a profesionales o a otros miembros de la familia, no desarrollaron estas habilidades básicas. En lugar de una falta de capacidad, podría tratarse más bien de una falta de exposición y práctica.

El estudio plantea interrogantes sobre la evolución de las habilidades prácticas en las nuevas generaciones, cuestionando si la facilidad de acceso a la información y servicios externos ha reducido la necesidad de aprender tareas de mantenimiento básico. El debate está abierto, pero los datos arrojan luz sobre una realidad que puede afectar al futuro del bricolaje casero.