Un viaje de miles de años y kilómetros

El plátano, esa fruta que tanto disfrutamos hoy en día, tiene una historia fascinante que se remonta a hace más de 7.000 años. Su ancestro remoto, una especie silvestre llamada Musa acuminata, era muy diferente a las bananas actuales. Su pulpa era casi incomestible, llena de semillas negras y su sabor no era precisamente agradable.

Los científicos han dedicado años a descifrar el proceso de domesticación del plátano, un viaje que ha involucrado hibridaciones, cambios genéticos y adaptaciones a lo largo de miles de años. El resultado ha sido la transformación de una planta silvestre con frutos amargos e incomestibles a la fruta dulce y carnosa que disfrutamos hoy en día.

De la selva a la mesa

El plátano se domesticó a partir del Musa acuminata, probablemente en Nueva Guinea. Durante este proceso, se seleccionaron y se potenciaron características como la partenocarpia, que permite producir frutos sin polinización previa, y la esterilidad, lo que ha dado lugar a los plátanos sin semillas que conocemos.

Este viaje de domesticación ha sido un proceso complejo que ha implicado la interacción de varias especies silvestres. Investigadores han identificado tres ancestros silvestres antes desconocidos que contribuyeron a la genética del plátano moderno.

Una historia con futuro

La investigación del plátano no solo desvela su historia, sino que también nos permite comprender mejor los desafíos que enfrenta esta industria. El mal de Panamá y la marchitez bacteriana del plátano son algunas de las amenazas que afectan a las plantaciones. Comprender la genética del plátano puede ayudar a desarrollar variedades más resistentes a las enfermedades y asegurar su producción en el futuro.

La próxima vez que disfrutes de un plátano, recuerda la larga y fascinante historia de esta fruta, un viaje que ha transformado una planta silvestre con frutos poco apetitosos en un alimento global.

Fuente: Xataka